Corriente de ideas, moda o movimiento, el romanticismo dejó huella en Europa durante cerca de tres décadas, de 1820 a 1850. El prerromanticismo de un Rousseau le abrió camino, siendo la Nueva Heloísa (1761) y su escenario alpino el origen de la predilección por la montaña. En cuanto a los Pirineos, las “inventó” Ramond con Observations faites dans les Pyrénées (1789).

Vallée de Cauterets, par Millin de Perreux
Vallée de Cauterets, par Millin de Perreux.
Bibliothèque patrimoniale de Pau, cote M641

La búsqueda romántica de un allá, del exotismo, de los particularismos regionales, así como de las comarcas salvajes, encontró en él un territorio de predilección: estaba todo aquí, desde los montes horribles hasta las ruinas medievales, de las tormentas sublimes a los vestidos pintorescos de los autóctonos, de las cabalgatas hacia España a las ciudades de aguas en donde llevar su malestar existencial y curar su tuberculosis, del desierto a la Arcadia. En aquel entonces, el viaje a los Pirineos formaba parte de la educación de cualquier persona mundana que se respetaba. Iniciado por numerosos británicos en el albor y durante las primeras décadas del siglo XIX (Robertson, Hardy, Nattes, Colston, Allom), conquistó a adeptos de todos horizontes.

Les Eaux-Bonnes, Vallée d'Ossau; par Joséphine Sarazin de Belmont
Les Eaux-Bonnes, Vallée d'Ossau; par Joséphine Sarazin de Belmont.
Archives départementales des Pyrénées-Atlantiques, cote FRAD064009-9Fi48

Desde los comienzos del siglo XIX, la presencia de cuadros con temas pirenaicos destaca cada año en el Salón en París. Estimulados por les Conseils de Valenciennes en materia de pintura del paisaje (1800), una profusión de artistas, a menudo alumnos suyos, vienen a descubrir el encanto del valle de Campan (Millin du Perreux), de los entornos de Cauterets y del valle de Ossau (Sarazin de Belmont), de Luchon y otros lugares (Lejeune), fijando de manera perdurable los componentes de la popularidad de los sitios puesto que se volverán a encontrar en la tarjeta postal un siglo después.

Eaux-Bonnes : Montagnes de Cauterets, du Bat-Laëtouse (3146), cliché par Georges Ledormeur
Eaux-Bonnes : Montagnes de Cauterets, du Bat-Laëtouse (3146), cliché par Georges Ledormeur.
Archives départementales des Pyrénées-Atlantiques, cote 8FI129-204-00788

La imagen múltiple contribuye a sostener y transmitir este entusiasmo. Numerosos dibujantes de vistas son enviados de una cuidad termal a otra por sus editores. Trae a la memoria el talentoso equipo del barón Taylor que constaba de artistas como Dauzats, Chapuy, Villeneuve, Haghe y muchos otros aún. Algunos llegan bajo receta médica a sanar diversas afecciones tales como Delacroix, Roqueplan, Huet, Devéria, y se los manda a Eaux- Bonnes. Los hay que vienen por curiosidad y afán de descubrimiento, a imagen del muy joven Eugène Viollet-le-Duc que recorre a paso largo el valle de Ossau en 1833.

Lac d'Oô, extrait de  Vues nouvelles des Pyrénées dessinées et lithographiées par Gorse
Lac d'Oô, extrait de Vues nouvelles des Pyrénées dessinées et lithographiées par Gorse.
Bibliothèque patrimoniale de Pau, cote ALB-055

Ampliamente difundidas por la litografía, las bellezas pirenaicas son las herederas de la estética del jardín paisajístico del siglo XVIII y del paisaje “compuesto”. El itinerario más preciado reúne lagos, cascadas, cuevas, céspedes árcades, caos de roca, ruinas o serrerías pintorescas. Los pintores permanecen la mayoría de las veces al pie de la montaña, o en las inmediaciones de las carreteras (Melling). Sus imágenes plasman unas veces el carácter desmesurado de la belleza sublime: cumbres que se elevan más de lo razonable, violentos efectos de claroscuro (Allom, Tirpenne, Gorse), otras el carácter gracioso y detallado del estilo pintoresco (Mialhe, Dandiran, Jacottet [fr], Oliver). Asimismo, la ilustración grabada en madera invade los relatos de viaje, siendo el ejemplo más significativo Voyage aux Pyrénées de Taine (edición de 1860), adornado con aproximadamente 341 láminas firmadas por Doré*.

Hélène Saule-Sorbé, profesora universitaria de Artes Plásticas 
Universidad Michel de Montaigne - Burdeos 3 

 

Pour en savoir plus

  • Jean Fourcassié, Le Romantisme et les Pyrénées, Gallimard et Privat, Paris-Toulouse, 1940 ; rééd. Annales Pyrénéennes, ESPER, Toulouse, 1990.
  • L’Occitanie romantique, sous la direction de Claire Toreilles, CELO, WILLIAM BLAKE & CO. EDIT., Périgueux, 1997.
  • Marguerite Gaston, Images romantiques des Pyrénées, Les Amis du Musée Pyrénéen, Pau, 1975.
  • Hélène Saule-Sorbé, Pyrénées, Voyage par les images, Ed. de Faucompret, Serres-Castet, 1993.
  • Fonds, Musées : BM Pau, Toulouse, Musée Pyrénéen - Lourdes, Musée des Beaux-Arts - Pau