Inaugurando el manuscrito con una dedicatoria a su mujer redactada en Laferrière que data del 11 de noviembre de 1841, Armand-Gustave Houbigant precisa “con su letra más bonita”: “como de costumbre, he escrito día tras día lo que hemos visto y lo que he observado (…) para recordarte más tarde los lugares que hemos recorrido juntos, y    que    deben de recordarme momentos felices puesto que los he pasado contigo.”

Dédicace d'Armand-Gustave Houbigant à sa femme
Dedicatoria de Armand-Gustave Houbigant a su esposa

El viaje, una experiencia espacial y cultural...

De hecho su valor de testimonio de una experiencia vivida, rica y diversificada hace de este Journal d’un Voyage de Paris aux Eaux-Bonnes una obra maestra del fondo pirineo de la Biblioteca patrimonial Pau. Elaborados con cuidado y a posteriori a partir de las materias reunidas in situ, estos dos volúmenes relatan, para el primero, el itinerario con partida en París el 16 de julio de 1841 a las seis y veintidós de la tarde por la diligencia de la Mala hacia Burdeos y después Pau, y de ahí a las Eaux- Bonnes – la pareja residió de nuevo allí el año siguiente – y, para el segundo, el aporte de la contribución adicional de la estancia de 1842 aumentada por la visita de Bayona, de sus alrededores y de la costa vasca.

Crisol de una abundancia de información en cuanto a los lugares de etapa y los sitios atravesados o recorridos como excursionista, nacido de los encuentros con los paisanos, guías o personalidades diversas, esta obra maestra fue elaborada por un viajero erudito tan dotado de curiosidad como apasionado por los conocimientos multidisciplinarios. En esta perspectiva, Armand-Gustave Houbigant tiene algo que ver con el sabio multidisciplinario del Siglo de las Luces caracterizado por su entusiasmo por las ciencias naturales, y con el viajero romántico a quien le gusta profundizar sus conocimientos sobre la historia de Francia a través del contacto con estos vestigios que son las ruinas ilustres y pintorescas con sus guirnaldas de hiedra, las tradiciones y costumbres, los relatos y leyendas. Versado en relaciones humanas y pronto al diálogo, también echa una mirada de etnógrafo, si no de antropólogo, sobre las prácticas y los ritos de las sociedades montañesas.

De hecho su valor de testimonio de una experiencia vivida, rica y diversificada hace de este Journal d’un Voyage de Paris aux Eaux-Bonnes una obra maestra del fondo pirineo de la Biblioteca patrimonial Pau.

Carte du département de la Gironde
Mapa del departamento de Gironde

El viaje, una experiencia que compartir

Tan dado a la lectura como ávido de imágenes, es representativo de una clase burguesa que, animada por la popularidad romántica de los nuevos destinos que son las montañas y las provincias de Francia, y movida por el deseo de compartir sus impresiones, se entrega con felicidad a la redacción de un journal y a la recogida de cualquier elemento que pueda enriquecerlo.

Conviene señalar al respecto que la publicación a partir de 1820 de los imponentes volúmenes de Voyages pittoresques et romantiques dans l’ancienne France del barón Taylor, con sus grandes páginas litografiadas, que salieron a luz bajo el lápiz de los dibujantes más virtuosos de la época, constituyeron un formidable estimulante. Los cuatro tomos – de los cuales dos se destinan a los paisajes – titulados Languedoc vulgarizan admirablemente los sitios pirineos más estimados de 1833 a 1840. Otros editores parisinos, y después locales, van rápidamente promover a su turno su desarrollo en el sentido de que suscita el deseo de viajar y una demanda creciente de imágenes.

Los Pirineos a prueba de la litografía

Este periodo representa la edad de oro de la litografía romántica: los Pirineos, que se benefician del olor a exotismo relacionado con la cercanía de España – “esta África que llaman Europa” escribe Jules Michelet – atraen a los grandes del mundo, a las familias adineradas y a una profusión de artistas. Entre estos últimos se atarean los “dibujantes de v istas”, profesionales y aficionados. Por eso, muchas estampas extraídas de los álbumes editados para los turistas, o adquiridas por unidad, acompañan el relato de Houbigant, haciendo eco a los diseños paisajísticos más pintorescos y atractivos de los Bajos Pirineos.

Vallée d'Ossau du coté de Laruns
Vallée d'Ossau du coté de Laruns
Vue prise de la promenade horizontale

Encontramos entre otras cosas la agudeza de observación de Joséphine Sarazin de Belmont, de “dibujantes de vistas” como Louis-Julien Jacottet o Edouard Paris ...

Puentes rústicos, cascadas de toda índole, alamedas embellecidas, árboles venerables, estudios de indumentaria, representaciones de las cumbres elevadas del valle de Ossau como el pico de Midi d'Ossau y el pico de Ger – y también vistas múltiples de la pequeña ciudad balneario cuyo esplendor encajado desesperará al gran Eugène Delacroix en 1845 – jalonan la ruta del valle del Ossau desde Pau, la subida a las Eaux-Bonnes y su entorno natural y humanizado. Encontramos entre otras cosas la agudeza de observación de Joséphine Sarazin de Belmont, de “dibujantes de vistas” como Louis-Julien Jacottet o Edouard Paris, o la visión a la vez moderna y romántica de Victor Petit, que aprecia tanto las vistas en picado como la elevación de las cumbres.

Imágenes mecánicas y obras originales, encuentros de excepción

A esta cosecha de humor “anticuaria” como el barón Taylor, Houbigant suma numerosos retratos, grabados o litografiados, de los personajes ilustres de la historia de Francia, como Henri IV, acerca del cual empieza a reunir la materia iconográfica y textual para un libro ilustrado dedicado a su juventud y al ambiente de su niñez. Nos cruzamos también con los, insuperables, que la fotografía va introduciendo en el mercado del arte a partir de 1839. Así, en el primer volumen, tenemos el privilegio de descubrir algunos de los maravillosos retratos hechos por Jean-Jacques Heilmann (1822-1959), uno de los actores destacados de la fotografía llamada “primitiva”, llegado a Pau, capital del climatismo, con la esperanza de detener la progresión de una tuberculosis. El guía Lanusse, muy apreciado en la Eaux-Bonnes, posó realmente en carne y hueso ante la cámara oscura, solo o rodeado de los suyos. Tales pruebas constituyen uno de los tesoros del Journal.

Le guide Lanusse et sa famille, par J. J. Heilmann
El guía Lanusse y su familia, por J.J. Heilmann

Además, al ser un hombre de variados talentos, Houbigant añade dibujos al lápiz hechos de su propia mano, generalmente dedicados al entorno natural o construido: vistas urbanas, fachadas de hoteles, ruinas, monumentos o viviendas vernáculas, así como estudios de flores de los Pirineos pintados a la acuarela por su mujer. Su tímido esbozo del Saxifraga longifolia linda en particular con el espléndido aguafuerte extraído des Figures de la Flore des Pyrénées de Picot de Lapeyrouse (1795). A estos se suman mapas de las zonas atravesadas o de los itinerarios recorridos que el autor recorta o pliega sin ningún reparo, a fin de que quepan en la página.

Cabaña de pastores, dibujo de A.-G. Houbigant
Cabaña de pastores, dibujo de A.-G. Houbigant

Uno de los otros tesoros de este conjunto cautivador radica en la presencia de dos esbozos realizados al lápiz y con aguada en el momento y representando a Aragoneses. “Apenas visto, enseguida empuñado”, decía el propio autor, Eugène Devéria, artista virtuoso que había desposeído a Delacroix de la medalla durante el Salón de 1827 en París, y con quien Houbigant había hecho amistad. Pierrine Gaston-Sacaze, pastor-botanista del valle de Ossau, también fue una relación muy enriquecedora para nuestro turista y su mujer aficionada a la botánica, y Houbigant le encargó a Devéria su retrato dibujado.

Bocetos de aragoneses, por Eugène Devéria
Bocetos de aragoneses, por Eugène Devéria

De los Pirineos del valle de Ossau, Houbigant reunió en su monumental Journal la quintaesencia: los elementos susceptibles de generar felicidad y relaciones con el otro, de incrementar el conocimiento y de rendir homenaje a nuestra hermosa región. Las vías cruzadas del saber, del arte y de la excursión que ha venido tejiendo, hoy se vuelven de nuevo de una actualidad candente a través de la valorización turística y patrimonial de la llanura y de la media montana. Aficionados ilustrados, instituciones y asociaciones, a quienes les gusta recuperar y enriquecer las referencias del pasado, se esfuerzan en difundir el gusto por la botánica y en restablecer los itinerarios de la cultura pireneísta.

Si bien la iniciativa de Houbigant es el producto de una época, el romanticismo vinculado a la filosofía de Rousseau, presagia en cierto modo el camino a seguir: gozar de la montana y de sus infinitas riquezas.

 

Hélène Saule-Sorbé, profesora universitaria de Artes Plásticas
Universidad Michel de Montaigne - Burdeos 3