Aparte de un Gaston-Sacaze que los viajeros solicitan incesantemente, el manuscrito evoca también la relación muy particular que se va estableciendo entre el viajero y su guía. En aquella época, éste sigue siendo campesino en el valle y ofrece regularmente sus servicios durante la temporada, para abrir camino y transportar el equipo. En efecto, cualquiera que sea el tipo de marcha, simple excursión de uno o más días o verdadera aventura deportiva combinada con ascensiones, el guía señala, abre camino, caminando a menudo delante. Ayuda si es necesario a los viajeros desfallecidos en las subidas, mitiga su descenso. En las escarpaduras, se sustituye a ellos para ir a recoger una planta inaccesible; también transporta mochilas, ropa abrigada o impermeable, material de caza o de herborización y provisiones que tradicionalmente se le encarga proporcionar a cambio de una suma acordada con su empleador.
... cuentos, leyendas, cantos y música son especialmente estimados.
Más allá del conocimiento de los lugares y recorridos, un guía de montaña también debe poder informar a su empleador sobre la climatología, geología... Aun así, las distancias entre las etapas dejan espacio a otros elementos que amenizan la caminata y son más cercanos a la experiencia de los autóctonos. Así, cuentos, leyendas, cantos y música son especialmente estimados.
El caso de Jean Esterles demuestra ser muy ilustrativo. Primo de otro Esterles quien es, con Lanusse, el guía más renombrado de las Eaux-Bonnes y por lo tanto muy difícil de conseguir, Jean está propuesto a Houbigant como solución alternativa. Aparece así varias veces en el relato, de tal manera que, de no haber permanecido manuscrito el relato, serviría de recomendación a otros empleadores.
Esterles se adelanta a los deseos de su empleador. Aparte de las excursiones, aguijonea su curiosidad viniendo a presentarle instrumentos de música y cantos, en particular una de sus composiciones realizada sobre Adolphe Moreau. Esterles hace lo mismo con los demás turistas adinerados. A su vez, Lady Chatterton, la autora de The Pyrenees with excursions into Spain (1), recurre a sus servicios hacia 1841. Sin embargo, relata la misma escena (2) palabra por palabra, eso sin que haya plagio.
Esterles se adelanta a los deseos de su empleador.
Esterles ofrece sistemáticamente el espectáculo de un guía pintoresco. Mejor que una litografía, o un libro, sintetiza de forma práctica y divertida la cultura del valle de Ossau: cantante, músico (pandereta/flauta de tres agujeros)… Lo mismo hace Pierrine Gaston-Sacaze con sus composiciones o con la transcripción de cantos de tradición oral repartiéndolos entre sus amigos. El hecho de que tenga otra envergadura que Esterles no impide que sea como él un intermediario de la cultura local, al ser probablemente reemplazado el afán de lucro con el ansia de compartir y propagar el saber, quizá una forma intelectual del pintoresco.
Esterles o Scapin: criados de comedia
Numerosos guías-manuales señalan una tendencia al exceso de los guías, pequen estos últimos por apatía o, al contrario, por exceso de celo. ¡Verdaderos personajes pintorescos, su desmedida se manifiesta a menudo a propósito de la comida, y Samazeuilh subraya que su guía vuelve a sentir apetito con más frecuencia que la admiración (3)!
Volviendo de excursión, Houbigant invita a Esterles a compartir mesa, en la hospedería Incamps, a modo de consuelo por un gran trozo de jamón que ofreció a agentes aduaneros y que el guía pensaba traer a su familia. Mientras la comida llega a su fin, él acaba a pesar de todo – además de la comida – por llevarse la totalidad de los restos. Como constata Houbigant, “¡Sancho no hubiera actuado mejor con su Caballero errante” (4)! En cualquier caso, estos detalles no disminuyen el aprecio que Houbigant siente por Esterles, aprecio a menudo expresado en su Diario. De algún modo, se resigna ante estos robos. No se regatea con un sirviente y Houbigant sabe, sin por eso demostrar sentimentalismo, que los restos de comida permitirán a la familia mejorar lo ordinario. Por cierto, su magnanimidad no es inapropiada. De hecho, si los guías tienen reputación, lo mismo vale para los viajeros. Así, los guías darán más fácilmente
preferencia a los que quisieren contratarlos como atestigua Houbigant.
En esta economía turística, una fuerte competencia se manifiesta entre los habitantes de Ossau.
Además, en esta economía turística, una fuerte competencia se manifiesta entre los habitantes de Ossau. El guía no le concede nada al director de la hospedería Incamps alegando que éste ya roba bastante a nuestro viajero, ¡y Esterles es experto en la materia! Procede a una suerte de derecho de retracto para con “su” cliente. En semejante contexto, al tiempo que “roba” a su empleador, el guía lo protege contra los demás predadores locales, o sea todos los que viven del turismo.
Jean-Jacques Castéret
InÒc–Aquitaine / Laboratoire ITEM de l’UPPA
(1) Lady Chatterton, The Pyrenees with erxcursions into Spain, 2 vol., London, Saunders and Otley, 1843, 383 et 401 p.
(2) Idem, vol 2, p. 187-188.
(3) Jean-François Samazeuilh, Souvenirs des Pyrénées, Agen, Noubel, 1827, 2 vol., 273-311 p. Cf. Nicol, op. cit., p. 33.
(4) Idem, p. 458.