Édouard Pingret, nacido en una familia acomodada, recibió su formación artística de dos prominentes pintores: el renombrado David, conocido por sus retratos históricos y su conexión con la era napoleónica, y Jean-Baptiste Régnault (1754-1829), un destacado artista neoclásico y contemporáneo de David (1748-1825). Continuó su formación en la Academia de San Lucas en Roma. Inició su carrera como retratista con un retrato de Napoleón I en 1808 y comenzó a exhibir regularmente sus obras en el Salón de París a partir de 1810.
Además, enseñó en la Escuela Real de Saint-Quentin, su ciudad natal, y durante los meses de buen tiempo, emprendió viajes a Suiza, Italia y visitó los Pirineos en 1833. En su obra, Pingret no pasó por alto el potencial paisajístico que estas montañas ofrecían como fondo para sus retratos. Un ejemplo de ello es el retrato de una dama burguesa, ataviada para viajar, posando frente al lago de Oô, que se encuentra en una colección privada. Pingret también pintó al óleo escenas de género pirenaicas que presentó en el Salón de París, como Le Bénédicité, mœurs des Pyrénées (El Bénédicité, costumbres de los Pirineos) en 1848 y Un mariage à Pau (Una boda en Pau) en 1849
En su obra, Pingret no pasó por alto el potencial paisajístico que estas montañas ofrecían.
En 1834, pintó un retrato de una mujer de clase media, vestida de viaje, posando delante del lago de Oo.
En 1834, publicó en París un famoso álbum titulado Costumes des Pyrénées (Trajes de los Pirineos), que abarca Laruns, Eaux-Bonnes, Eaux-Chaudes, Barèges, entre otros. Compuesto por 40 láminas meticulosamente coloreadas, el álbum muestra a los habitantes de los Pirineos en sus pintorescos trajes mientras realizan sus actividades cotidianas. Estas ilustraciones están repletas de detalles minuciosos y representan un valioso testimonio etnográfico. Es relevante señalar que el contexto paisajístico se insinúa de manera sutil mediante líneas monocromáticas, a veces realzadas con toques suaves de color, una técnica gráfica compartida por Devéria, Ferogio y Pingret, quienes se destacaron en la representación de trajes regionales.
De esta manera, la imagen de las Marchandes de Cèpes à Pau (Vendedoras de setas en Pau), que provocó la anticipación del autor: 'Habría deseado probar esos hongos, pero ese día no los tenían en el hotel', anotó Houbigant justo encima de la litografía que recortó y pegó en la página 98 de su Journal “diario”.
Encontramos al Chasseur d'Izards (Cazador de íbices), con su presa al hombro.
Un retrato de cuerpo entero del guía Jean Esterles, primo de Jacques, que se cruza con una elegante hilandera que lleva su huso cerca de ella.
Una pareja ossaloise, con el hombre sentado y la mujer de pie, como era la costumbre, posando solemnemente frente a un modesto mueble de pared y un lavabo de hermosa piedra de cantería que sostiene un "hérade", un recipiente de madera con un cuello estrecho rodeado de metal, utilizado para almacenar agua para uso doméstico.
Jean Esterles, primo de Jacques, pasando delante de una elegante hilandera que lleva cerca su rueca.
Una familia campesina de los alrededores de Pau.
Un pastor rico y una joven en Les Eaux-Chaudes. Un próspero pastor y una joven en Eaux-Chaudes.
Jóvenes de Laruns, Valle de Ossau rezando frente a las lápidas de un humilde cementerio.
En la siguiente etapa de la carrera de este pintor, los viajes a destinos distantes adquirirán un papel crucial, ya que en 1851 parte rumbo a México y se establece allí durante cuatro años. Las escenas de género que capturará en ese lugar asegurarán un éxito aún mayor en su producción.
Hélène Saule-Sorbé, Catedrática universitaria de Artes Plásticas
Université Michel de Montaigne - Bordeaux 3
Para más información
- Marguerite Gaston, Images romantiques des Pyrénées, Les Amis du Musée pyrénéen, Pau, 1975